Hoy, totalmente integrado en el núcleo de la población sigue ostentando en silencio el carácter que le es propio, aunque los antiguos caminos y callejas, a la par que el pueblo fue creciendo, perdieron su condición y sus nombres: calleja del Santo Cristo, camino de la Sierra, camino del Val das Hortas… mientras las tapias y los huertos se esfumaron ante el avance de las construcciones que ahora lo circundan.

Toda su obra es de granito. Su estructura se levanta sobre un pedestal de forma octogonal compuesto de cuatro gradas, a modo de peana de la columna, con fuste cilíndrico y liso en el que se asienta un original capitel de volutas ofreciendo la cruz carente de imaginería y provista de brazos ondulantes.

Por su hechura, se considera que pudo construirse a lo largo de la segunda mitad del siglo XVI.