valverde del fresno - cáceres

ermita del humilladero

El Niño de los Remedios, la Dolorosa, el Amarrao, el Nazareno, la Urna…, descansan cual preciadas prendas en su interior, a la espera del reencuentro con el pueblo por la Pascua; ofreciéndose, hasta tanto, al bullicio del mercado cada jueves con el amparo de la Cofradía de la Vera Cruz.

Hoy, generalmente conocida como la ermita del Santo Cristo, en sus inicios se la denominaba ermita del Cristo del Humilladero o más propiamente ermita del Humilladero; porque como aquellas otras que se construían en los cruces de caminos o en las entradas de los pueblos, se levantaban junto a un elemento religioso preexistente, como las picotas, una imagen de carácter religioso, o crucero como el que tiene frente a ella, cuya misión principal era – según indica el actual diccionario de la Real Academia Española de la lengua – Lugar devoto que suele haber a las entradas o salidas de los pueblos y junto a los caminos, con una cruz o imagen. De esta forma se posibilitaba tanto a los lugareños como a los transeúntes que hicieran un alto en su deambular o en su viaje, para postrarse y orar o meditar.

La obra se construyó en dos épocas distintas, la más antigua, del siglo XVI, de noble cantería – la cabecera – es la que alberga el altar mayor, con planta cuadrada, y ligeramente elevada con respecto al suelo de la nave. En su exterior destacan los cuatro contrafuertes y la cornisa de moldura ondulada. En el interior, preciosa bóveda estrellada de nervios cruzados con nueve nudos sin decorar que nacen de las ménsulas o molduras esquineras.

Según manifiesta don Florencio-Javier García Mogollón en su obra Viaje artístico por los pueblos de Sierra de Gataprobablemente esta ermita se reducía a la actual cabecera, cuya entrada, hoy arco triunfal, permanecería cerrada por una simple reja de madera que permitía ver su interior.La nave se incrustaría a principios del siglo XVIII, su construcción es más pobre y queremos destacar su precioso y artesanal suelo realizado con piedras rodadas, de similares características al suelo de la ermita sobre la que se levantó el convento franciscano de San Miguel del vecino pueblo de San Martín de Trevejo y en el que aparecen, entre otras figuras, la famosa roseta de seis pétalos, muy reproducida en toda la comarca.